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2. Coca: Su nacimiento se sitúa en los deshielos del Antisana y sus lagunas, y en las vertientes del Pan de Azúcar. Ya desde sus inicios es un río muy bronco, al que numerosos afluentes dan consistencia. Hasta su paso a los pies del Volcán Reventador recibe el nombre de Quijos. Es el Coca un río violento. de crecientes súbitas merced a las numerosas quebradas e in finitos riachuelos que en él se vierten, y de aguas muy frías. Su color es más claro que el Napo, y se trans– forma en gris terroso con las lluvias. Su longitud. desde que se le llama propiamente Coca hasta su desembocadura en el Napo por debajo de la población de Puerto Francisco de Orellana (Coca) es de unos 150 kms. Su anchura en la montaña varía mucho. pero, a excepción de las cabeceras, puede tener un promedio de 100 mts. En sus últimos 15 kilómetros su lech o es de arena y su anchura media de 500 metros. El río Coca es navegable para pequeñas embarcaciones hasta el lugar llamado Cañón de los Monos, donde atraviesa la carretera Quito-Coca-Aucas. De ahí para arriba es muy peligroso. El Coca contiene un pescado notable en sabor y calidad, debido a sus aguas frias. También se ha encontrado en él oro, sobre todo en algunos de sus pequeños afluentes, como el Sardinas. El oro que contienen estos ríos no aparece nunca en forma de vetas, y a decir de los especialistas, ni siquiera la montaña lo tiene en esta forma. Más bien parece tratarse de oro lavado por las aguas desde tiempos remotos y depositado en el fondo. Los indígenas lo obtienen manualmente, de modo muy fatigoso y poco rentable. Con fortuna, puede uno llegar a hacerse con un par de gramos al día, trabajando de sol a sol, o bajo la lluvia, y siempre devorado por miles de insectos inaguantables. Este oro aparece casi siempre en forma de diminutas arenillas. El hallazgo de alguna chispa de varios gramos de peso es fortuito y de pura suerte. Se ha intentado la extracción industrial con algo mejor fortuna; pero la rentabilidad depende de la cotización del oro a nivel internacional. En la práctica un trabajo de peón, pagado con justicia, produce el mismo beneficio diario, y sin tanto sacrificio. 21

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