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9. El uso del di~ro. Es normal y corriente en toda la región. Se usa el sucre como única moneda, con la particularidad de que los productos foráneos de uso normal son mucho mcÍs ca ros que en el resto de la nación. Los productos nativos, como plútanos, piiias, frutas tropicales, etc., son más baratos ; pero tienen un preci o justo ; no se regalan. Lo único que no se acostumbra a pagar es el hospedaje. Todo lo demás se debe pagar. El promedio de coste de vida en el Napo es más alto que en el resto de la nación, a excepción de las capitales. 10. Lugares que se pueden visitar. El Na po, a lo largo de todo su recorrido, es un río que merece la pena verse y disfrutarse. Pero existen bellas lagunas para un viaje de recreo. Las principales que pu ede n visitarse son: Limoncocha, Tara– coa. Añango, Yuturi, Jatuncocha. Las distancias son grandes, y tam– bién los cos tes de los fletes particulares. Un paseo por la selva y una noche en medio de ella son incomparables. Pero ya hemos dicho que hace falta un guía conocedor. Por lo demás hay que saber que la selva es siempre igual, siempre difícil , dura y sin horizontes. En ella no puede esperarse ninguna comodidad, ni tampoco en los caseríos de la zona , que recién están naciendo al mundo moderno. 11. A quién recurrir para movilizarse. Cuando se trata de recorrer ríos, existe una Marina Nacional que le puede aconsejar a Ud. Pero además puede hacer el trato directa– mente con cualquiera de los motoristas que existen en las cabeceras cantonales, o en los caseríos y Comunas. El precio puede regatearse; pero sabiendo de antemano que es caro. En la actualidad el pasaje normal de un viajero sale a unos 2 sucres por kilómetro, y un flete expreso de 50 kilómetros se cobra 4.000 sucres. El precio es alto, pero los costes de la gasolina y demás son también muy altos. 184
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