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En verano (noviembre a marzo) es al revés. siempre en teoría. Hace mucho calor, no llueve, hay bellas playas, etc.: pero los Insectos son insoportables, y al decir esto querernos decir que no se soportan, es decir, que hay que huir si uno no quiere acabar con los nervios triturados. Conclusión: se puede viajar cuando se quiera. Porque además tampoco lo de las lluvias es seguro. No hay temporadas definidas en las que uno puede decidir visitar la selva. Todo tiempo es igualmente bueno y malo. Si alguien programa hacer esta visita, debe saberlo para no llevarse un chasco. 7. Cómo portarse con el natiyo. Del modo más natural y amable posible. Como en todas partes, el idioma abre muchas puertas, en este caso el Quichua; pero casi todos los nativos conocen el suficiente español para entenderse. Tradicionalmente es el hombre quien tiene la última palabra en la casa: pero también en este aspecto el papel de la mujer va cambiando y en muchos casos es factible tratar con ellas, aunque son las rnujeres quienes tienen más dificultad para hablar el español. De cualquier modo, a pesar de que sus costumbres no son iguales a las nuestras, si usamos nuestras maneras de buen comportamiento con los nativos, ellos las comprenden muy bien y pueden abrirse canales de diálogo. El Quichua, que parece reservado, es en realidad dicharachero y ha– blantín. Hoy se pueden tener a mano gramáticas y diccionarios del idioma Quichua, en el dialecto del Napo. 8. Algunas dificultades de orden práctico. El Napo ecuatoriano está considerado como río fronterizo. A partir de Coca, sobre todo, y hasta Nuevo Rocafuerte, es necesario contar con los respectivos permisos del Comando militar de la zona. Y en ningún caso se considera ésta como una frontera normal de paso al país vecino en las actuales circunstancias. 183

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