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Música y Poesía. Ambas van unidas entre los Quichuas del Napa. Nadie puede reci– tar un poema si no lo canta, y nadie canta si no se siente inspirado por las más bellas palabras. Liama la atención la sencillez y diafanidad de los conceptos y las expresiones, en forma de metáforas de una sensibilidad arisca y dulcí– sima, como corresponde a los hijos de la selva faltos de palabras abstractas en su idioma. Nada mejor que presentar algunos ejemplos para que el lector mismo juzgue. LA MUJER DIABLO (Cantu: Eloy Gutiérrez. Comuna de Pompeya) No te pierdas, mujer de las lomas. Allá donde canta el Tucán, donde canta en cada rama hay una mujer diablo. ¿Qué mujeres son? ¿Se enamoran de cualquiera? Solamente se escucha el cantar de la chicharra, el melódico cantar de la chicharra. No te apene tu pobreza, no sufras allá donde la chicharra sólo canta a la alegría. ¿O no sientes ese júbilo que alegra profundamente profundamente entre todos? ¡Por favor, no, no te pierdas! Yo me he de perder contigo, contigo que eres un hombre. Yo nunca me he de perder sentada sobre las ramas. 165

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