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Pero el hombre, por curioso, abrió la canasta para ver qué tenía y entonces comenzó a caerse toda la carne de charango. Enojado el Hombre de la Selva, él mismo arregló de nuevo la carne en la canas– ta y le mandó a casa de nuevo. Estando ya cerca de casa este hombre gritó a su mujer: -¡Ven a ayudarme! Traigo mucha carne y me pesa mucho. Al oír estas palabras la mujer le contestó desde lejos: --Tú nunca traes nada, eres un inútil; lo que deberías estar es durmiendo; porque ya son cinco días que te marchaste de casa. Pero el hombre se acercó a casa y dejó la canasta en el río. Enton– ces la mujer la abrió y vio que había mucha carne. La mujer le dijo al hombre: -Al10ra sí, los compadres y los familiares todos te han de querer, porque ya has aprendido a matar, hasta ahora no sabías matar nada. El marido entonces le contestó a la mujer: -Sí, cierto es; así mismo me decían cuando se emborrachaban; pero ahora yo tengo dientes de Juri juri, y con eso yo puedo cazar lo que quiero; ya no he de tener problemas porque el Juri juri me da de comer. Al día siguiente, cuando se levantó la mujer para ver, halló sola– mente la ropa de su marido; porque esa misma noche el Juri juri había vuelto y se había comido al hombre. CUENTO DE LA HUATUSA (Narradora: Mercedes Coquinche. Comuna de Samona- Yuturi) Dicen que antiguamente las huatusas eran personas. Y cuentan también que una mujer encinta se escapó al monte. Como su suegro tenía un yucal, la mujer vivía a costa de las yucas de la chacra de su suegro. El suegro veía que desaparecía la yuca, pero no veía cuál era el animal que se la comía. Así que preparó una trampa, y al otro día vio que era su nuera la que había caído en ella. El suegro, que ya tenía el arma dispuesta para matar al animal, al ver que era su nuera la que estaba cogida en la trampa, la dejó libre. Y desde ese momento la nuera se convirtió en Huatusa, y como estaba encinta parió muchas huatusitas. Y así estamos ahora. 163

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