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Para terminar, quizá al cabo de cinco días desde el inicio de la boda, se realiza la ceremonia del Chaqui Pitina o Corte de pie. Se aconseja nuevamente a los novios, y luego un pariente de los mismos, el tío por ejemplo, toma un machete y traza cortes en torno a los jóvenes y a sus padres, como queriendo significar que los vínculos que hasta ese momento existían quedan rotos v una nueva familia comienza a viVlr por su cuenta. Los músicos tocan el Chaqui Pitina. Se sigue bebiendo unas cuan– tas horas más, y se da por terminada la fiesta. La madre de la joven recoge las pertenencias de su hija y colocándolas en una shigra o bolsa las entrega al padrino de la boda para que las lleve a la casa del marido. Funeral y entierro. Son también de una gran sencillez. Cuando muere una persona adulta suelen lavarle los pies, y luego le visten sus mejores ropas, depositándolo en seguida en el suelo, hasta que lleguen los parientes y se prepare el ataúd. Los parfentes acostumbran a llegar ante el cadáver recitando su duelo en forma de lamento plañidero o canto poético, recordando al difunto y comentando hechos de su vida. Todos estos cantos son improvisaciones sobre el tema, pero en la práctica con ideas repetidas de tanto oír. Al muerto se le vela normalmente una noche, jugando durante ella una serie de juegos rituales para evitar que venza el sueño, ya que de continuo están brindando aguardiente y todos suelen acabar me– dio embriagados. Cuando han arreglado un ataúd, ya sea de tabla o de una canoa partida en dos, colocan al difunto dentro, con sus pertenencias (anti– guamente incluso escopeta, machete y azuela ) y se lo llevan a ente– rrar. La costumbre (hoy prácticamente perdida) era hacerlo debajo de la casa o en algún lugar cercano que fuera alto, libre de las inunda– ciones del río. 155
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