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A la hora del parto el marido suele llamar a la madre de la mujer, o en su defect o a la suya propia o a alguna mujer conocida como partera. Poco antes de nacer el niño le dan a la madre tabaco para que sienta náuseas y haga esfuerzo para alumbrar al niño. También le obligan a soplar en una botella, o le dan de tomar algunas bebidas que le sirvan de ayuda, como achiote, cola de raya raspada en agua y otros brebajes. Antiguamente se daba a luz en el suelo, o sobre hojas de plátano secas. Luego cortaban la cinta umbilical con astillas aftladas de hua– dúa y se le amarraba con fibra de palma patihua. Apenas nacido el niño se le bai'iaba en agua tibia y se le colocaba sobre el ombligo un diente de anihuashu (animal parecido a la iguana) para que los futuros dientes nacieran sanos. También había la cos– tumbre de ponerles sobre el ombligo a los recién nacidos puma yuyu, para que el niño a su tiempo pudiera transformarse en puma, es decir, para que fuera robusto. Por su parte a la madre, apenas daba a luz, la bañaban muy bien, acostándola en la cama, ya que la costumbre era dar a luz en posición fisiol ógica con una cuerda por encima de la cabeza a la que la mujer debía agarrarse para hacer fuerza, mientras la partera o su marido la sostenían. Durante el primer día no acostumbraban a dar nada a la madre, y desde el segundo día comenzaba a comer de dieta: se le prohibía la carne de guatusa para evitar el catarro; también la guanta, para que el niño no fuera a roncar como el animalillo. Igualmente estaba pro– hibido el motelo o tortuga de tierra para evitar que el niño creciera con las manos torcidas como ese animal. Estaba prohibido a la madre soplar el fuego porque el niño podría volverse colorado, y no le era permitido el plátano asado porque el niño podía engordar demasiado. La madre permanecía en cama un día y luego iniciaba sus traba– jos normales, evitando los más rudos. "Antiguamente los maridos no ayudaban en nada a sus mujeres, y tampoco tenían que estar en el momento de dar a luz su mujer. Sólo se arreglaban entre ellas. O si no muchas mujeres tenían la costumbre de dar a luz en el monte. Ahora en este tiempo se descansa ; pero antiguamente no se descansaba". (Aida Coquinche. Comuna de Pompeya). 152

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