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Finalmente los Quichuas del Napo, a través de un esfuerzo que aún si¡;uc en proceso, se federaron para formar el gran aillu Quichua d.-1 Napt~. con amplias proyecciones hacia el resto de los pueblos <itli< hu:ts, hacia una Confederación regional primero, y con la mirada t'll la formación de una gran Confederación de Pueblos Indígenas, la ,·u:tl está dando sus primeros pasos. Cada Comuna está en estos momentos dirigida por un Cabildo, yue consta de Presidente, Síndico, Secretario y Vocales, elegidos cada dos años por votación popular. Y todas las Comunas unidas eligen así mismo a su Presidente, Vicepresidente y Secretarios cada dos años, en votación popular a base de delegados. Autoridades tradicionales. l. El Capitán. Se trataba de una persona respetable y con condiciones de líder, que normalmente elegía el grupo por sí mismo o por insi– nuaciones de los hacendados. Su mandato era casi paternal, y como delegado del patrón. Apenas aparecieron los jóvenes de la nueva generación salidos de las escuelas, la fuerza del Capitán decreció rápidamente. Con la creación de Comunas y la elección de una Junta Directiva, de gente mucho más preparada, el papel del Capitán se ha reducido al del Síndico, que es una manera de mantener la vieja tradición y de dar prestancia y valor a la opinión de las personas adultas y analfabetas a través de la persona que oficialmente las representa. 2. El Yachaj, Brujo o Curandero. Su poder no es político ni econó– mico. Son su sabiduría, sus conocimientos y su fuerza mágica los que le dan prestancia y fuerza social. Cuando a su ciencia añade la bon– dad y el buen juicio, el curandero forma un puntal de la comunidad. Por el contrario, sus bravatas y fanfarronadas crean un clima muy negativo, que al final se vuelca sobre él mismo. Entre todos estos Yachaj de la Ribera del Napo hay algunos que realmente son excelen– tes curanderos. 149

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