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Adosada a esta casa suelen construir otra más pequeña que sirve de cocina y despensa. La cocina propiamente dicha es una pequeña construcción, elevada del suelo convenientemente y conteniendo tierra apisonada. Casi todos emplean algunas varillas de hierro para soportar las ollas. Encima del fogón se construye un pequeño estradillo o rejilla para colocar la carne o los alimentos sobrantes para que vayan ahu– mándose y para librarlos de moscas y otros insectos. En la cocina acomodan los grandes racimos de plátano y la yuca, y disponen del agua necesaria en grandes ollas de cinc. Las ollas de barro son cada vez más raras, y se usan para guardar la chicha. El fuego se aviva con grandes abanicos de plumas llamados huairachina o aventadores. Antiguamente la gente dormía en el suelo, sobre una esterilla de llanchama, o fibra vegetal; pero hoy casi todas las familias tienen camas, al menos para el matrimonio y los hijos mayores. Pocos usan colchón, aunque también va siendo introducido por los jóvenes que han vivido en otros ambientes y se han acostumbrado a él. Por lo general no usan mesas; comen en el suelo en platos y sobre hojas de plátano convenientemente lavadas. De emplear solamente usan la cuchara. Se sientan en pequeños taburetes, o en viejas canoas preparadas para este servicio. Sus necesidades fisiológicas las realizan en el río o en la selva, salvando siempre las medidas de la higiene, y educando a los niños para que sean muy cuidadosos a este respecto. Algunas pocas familias disponen de letrina, apartada un tanto de la vivienda. Casa multifamiliar. Son casas unidas entre sí mediante corredores laterales y especie de puentes con techo para evitar que la lluvia pu– dra la madera. Cuando la familia es extensa, pueden contarse hasta cuatro viviendas unidas de este modo. Todas las casas se hallan situadas a la orilla del río, o cerca de alguna quebrada, y esto por razón del agua y por el aseo personal tan del agrado del Quichua y de todo nativo en general. 120