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En el orden de las frutas, en la chacra del Quichua encontramos: piña, caimito, sapote, naranja, huaba, plátano, lima, ubilla, mandari– na, sandía, cacao, mango, aguacate, guanábana, papaya. (cfr. pág. 79). La mayor parte de estos productos son para el consumo familiar y circunstancialmente para la venta. Ciclos. Ya hemos dicho que en la Amazonía, y por consiguiente en la cuenca del Napo, no existen ciclos de cultivo muy definidos; aunque experimentalmente el nativo sabe cuándo sembrar y cuándo plantar, teniendo en cuenta los tiempos de verano e invierno y otros interme– dios climáticos imprevisibles. Generalmente en verano se hace el desmonte y se prepara la tierra (roza, tala, quema), hasta que caen las primeras lluvias. Entonces se siembra arroz o maíz, y a ninguno de los dos productos se les vuelve prácticamente a hacer caso hasta la época de la recolección, que suele ser tres meses más tarde. En teoría estos productos podrían cosechar– se tres veces al año (existen experiencias en este sentido); pero ya hemos hablado en otra parte de la impotencia de la tierra para la producción consecutiva. En la región amazónica es muy importante tener presente el ciclo lunar. Esta es una experiencia que ha llenado de sorpresa a agriculto– res muy duchos pero poco conocedores de la región. . El plátano y la yuca, como productos básicos, se plantan en cual– quier época. En ambos casos lo importante es el terreno. El plátano fructifica al año, y la yuca más común a los nueve meses, aunque existen variedades que dan a los tres, a los ocho y a los doce. No existe la variedad venenosa (cont. ácido prúsico). Tampoco en el caso de otros productos: verduras, legumbres o frutas, se hace mucho caso de los ciclos; aunque es evidente que producen mejor en tiempo de verano con tal de que no sea excesiva– mente caluroso, porque desmerecen o se pudren rápidamente con las aguas. Así ocurre con el tomate, el pepino, la achoccha, el pimiento o la sandía. 104

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