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La agricultura de hacienda que existió en el Napo hasta hace algu– nos años a nuestro parecer no se diferenciaba mucho de la de chacra propiamente dicha. tn este caso se trataba de la chacra del patrón, más grande, mejor cuidada y con más sentido económico; pero si– guiendo los mismos métodos tradicionales. Esta agricultura tenía de negativo el engaño y la explotación sistemática del nativo, y el único beneficiado era el patrón. Sin embargo también a este respecto hay que puntualizar ciertos aspectos negativos: Es verdad que las hacien– das se mantuvieron con el esfuerzo del nativo, y que apenas ellos se liberaron aquéllas vinieron a menos, pero también es verdad que ninguno de aquellos viejos patrones ha sido conocido en la zona ni como medianamente rico. Pensamos que junto a algunas dolorosas verdades a este respecto, muy negativas para los indígenas, hay mu– cha fábula y manejo premeditado. A nuestro modo de ver, lo que se considera como verdaderamente negativo es el hecho de que el hom– bre Quichua fuera propiedad de la hacienda, asemejándose en esto a un esclavo, lo cual ya es decir; pero en realidad desconocemos que existiera en el Napo maltrato y látigo, como se ha comentado. El maltrato real era el desprecio y el abuso de poder, mediante el cual podían apoderarse de niños y mujeres cuando el indígena, has– tiado, trataba de huir. Públicamente nunca se decía que la hacienda tenía "esclavos", sino "deudores". Los capataces eran los encargados de cumplir en ocasiones las amenazas de látigo; pero esto ocurría en los menos casos. Sí fue real el abuso del honor de los indígenas en sus propias mujeres, usadas al antojo del patrón. Con la libertad y el cambio de circunstancias, el nativo siguió trabajando su chacra; pero con una variante notable: ahora sus pro– ductos eran para él. Comenzó a usar su propio dinero, para su utili– dad y la de su familia, en un proceso en el cual aún no alcanzaba a calibrar las debidas proporciones entre los gastos y las nec~sidades. A nivel agrícola, el quichua sigue produciendo en su chacra plátano y yuca como alimento base. Siembra además maíz y arroz, ambos generalmente para la venta. Otros cultivos comunes son: caña de azúcar, maní, camote, papa china, achoccha, tomate, porotos, o pastos en pequeña escala. 103

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