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La selva ecuatoriana, que hace quince años era un mundo perdido y fantástico, es hoy un terrible interrogante para todo hombre con responsabilidad y sentido común. Se tiende a considerar a toda la Amazonía como patrimonio de la Humanidad que se ahoga. Hoy las naciones salvan monumentos, ríos, catedrales, ciudades. ¿No habría que tender una mano salvadora a la maltratada y maravillosa Hoya Amazónica? Petróleo. Después de las primeras prospecciones realizadas por la Compañía She!l allá por los años treinta, se sabía que en la selva ecuatoriana había petróleo. El año 1969 llegó por primera vez la Compañía Geo– física GSI, para iniciar los trabajos de sondeo en la región del Napo. Poco tiempo después ya se supo que los resultados eran muy positi– vos, y se hicieron las primeras perforaciones, brotando el petróleo tal como se esperaba. En vista de que las perspectivas eran halagüeñas, el Consorcio TEXACO-GULF abrió en un par de años la carretera que daría paso al oleoducto transandino. Esta carretera prometía nuevos hori– zontes hacia la selva. Partiendo de Quito llegaba hasta Coca cubrien– do 380 kilómetros de distancia, y luego seguía hacia el sur. En un principio hubo ramificaciones a los diversos pozos de la zona, y con la llegada de la nueva colonización estas ramificaciones se vieron aumentadas por los mismos colonos y municipios. En la actualidad la carretera sobrepasa Coca en unos 100 kms. en dirección sur (la llama– da carretera de los Aucas), con ramificaciones al oeste (Zorros) y al este (Yucas). El oleoducto cruza el río Napo a la altura de la Comuna de San Carlos (7 kms. de Coca),llevando hacia Quito y Esmeraldas el crudo de los pozos Aucas, Yucas, Cononaco y Puma. En la vertiente del Napo estos cuatro polígonos antedichos están en producción, pero desde Coca a Nuevo Rocafuerte, en la margen derecha, existen perforaciones además en Pompeya, Añangu, Pañaco– cha, Tiputini y Yasuní. En la margen izquierda: Huamayacu, sector Shushufindi, Pañacocha. lOO

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