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Con sorpresa observamos que entre las religiones que pre– dican a Cristo, m{ts que unión para el progreso material y espiritual, existe una pugna sorda, recelo y malos entendi– mientos. En algunas comunidades la existencia de diversos credos influye negativamente en la marcha general. El recibimiento que se hizo a los encuestadores fue normalmente bueno por parte de todos, fueran de la religión que fuesen. Pero hubo algunos fanáticos que, al enterarse que los encuestadores per– tenecían a la religión católica, no quisieron darles de comer, e incluso les impidieron dormir en sus casas, negándose a contestar a preguntas de índole general. Algunas comunidades parecían cotos cerrados, donde sus miembros al amparo de la limitación de sus creencias, pare– cían huír del diálogo y la buena convivencia como si en ello hubiera peligro para la salvación de sus almas. Y fue preci– samente en esas comunidades donde hallamos un buen núme– ro de injusticias de tipo social. MATRIMONIO En la nueva colonización, el porcentaje mayor corres– ponde a los casados, quienes precisamente a causa de la dura situación familiar hubieron de dejar su tierra para trasladarse al Oriente. Prescindimos en este caso de los 25 solteros, y nos basa– mos en los 301 matrimonios restantes. 186 familias han contraído el matrimonio civil, .lo que nos da un porcentaje del 61.79%. 201 son casados por sus res– pectivas leyes religiosas, lo que supone un 66.77%. El 23.25% corresponde a quienes viven en unión natural. 73

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