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El aguar casero es pobre y se reduce a lo necesario: pla– tos, ollas, cucharas, tenedores, tazas y jarras. No hay nada supérfluo, y solamente en contadas ocasiones cuelgan de las paredes objetos de adorno o flores. Son más comunes los ca– lendarios, los dibujos de santos y algunas imágenes religiosas. Actualmente los materiales de construcción han encarecido mucho debido a las talas inmisericordes de palmeras. Una casa de 6 x 8 m. está cotizada al momento en unos 5.000 su– eres, es decir casi el doble de lo que valían hace cinco años en la Ribera del Napo. 42

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