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tuadas en el centro, ahogan toda posibilidad de progreso y expansión. Y ocurre esto cuando el Gobierno incautó tierras de colonos hace ya varios años con el fin de que todas estas guarniciones permanecieran apartadas de la población civil. Esta es la dura realidad en que se mueve la esperanzada, pero anémica colonización de la ruta del petróleo. PARTICULARIDADES DE LA VIVIENDA La colonización buscó la manera de tener un techo, no la de levantar casas. Por ello copiaron de los nativos los ma– teriales; pero no así la manera de construir la vivienda. Mientras las casas de los nativos son amplias, seguras y con doble edificación, destinada la una para habitación, y la otra para cocina, las casas de los colonos, levantadas a la ma– yor brevedad y provisionalmente dejan mucho que desear. • La casa indígena está construida sobre unas dimensiones de 7 x 9 a 7 x 12 m. La del colono apenas supera la de 6 x 4 m. .por lo general, e incluso, menos. La de los primeros es sólida y muy bien trabajada, la de los colonos es irregular, con ho– jas malas y mal trenzadas y suelo de tabla de chonta sobre soportes mal acabados. Es frecuente el desaseo y el amontonamiento de ropas y comidas en los pequeños espacios. Algunos han construido sus techos de zinc y las paredes de tablas; pero todo sin armonía ni gusto. Hay casas, como las del Proyecto Shushufindi que han sido trabajadas con gus– to, elevadas del suelo y pintadas en bonitos colores. Igual– mente hay particulares, asentados definitivamente, que han mejorado las condiciones de su vivienda. La impresión gene– ral es de desaseo y abandono. 40

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