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Es evidente el desamparo por parte del Gobierno Central a este grupo de pioneros de la Selva del Nor-Oriente. Nos pa– rece que algunos almacenes rodantes de Enprovit a tiempo fijo solucionarían muchas de las necesidades primarias, ya que al presente solamente se aprovechan de ellos los militares y a1gunas poblaciones como Lago Agrio y Coca, y sólo en con– tadas ocasiones. La descontrolada colonización ha superado todas las pre– visiones gubernamentales; pero ello no obsta para que se to– men medidas urgentes dirigidas a solucionar los problemas básicos en una zona que está dando al Ecuador toda la riqueza de su subsuelo, sin haber recibido a cambio hasta el presente ni un solo beneficio a excepción de la carretera cuya hechura y mantenimiento es obra del Consorcio Texaco-Gulf. La gente conoce muy bien los pleitos internos entre CEPE y el Consorcio por razón de la reposición de los puentes. Mientras se suceden los tira: y afloja, los puentes siguen sin verse a pesar de las repetidas -y ahora ya falsas- promesas. Se dijo y se aseguró que para principios del año 1977 termi– naría la reconstrucción, y ya mediado el mes -de agosto, sabe– mos que ni siquiera se ha sacado a licitación el contrato de los mismos. ¿Qué se puede esperar en el porvenir? Otros puen– tes se han levantado en semanas luego de su destrucción, co– mo el Juncal, en la carretera Norte; militares y marinos han visto engrosar sus sueldos, sus armas, sus edificios y sus ve– hículos en el Oriente, mientras los presupuestos de maestros, Misiones y Municipios han sido recortados indiscriminada– mente, algunos de ellos hasta en un 20% de las escasas asig– naciones. No existen centros sanitarios a todo lo largo de la carretera, ni ayudas oficiales a las Cooperativas, no hay se– guridad en los transportes, ni defensa de los consumidores, faltan escuelas bien montadas, médicos y defensa del pro– ductor. Existen pueblos apenas naciendo, donde las guar– niciones militares y de marinos -como el caso de Coca- si- 39