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El rpromedio de aumento ha sido de 376.84%. Es verdad que también los salarios 'han subido en la: zona; pero única– mente en un 220%, lo que presenta un amplio margen nega– tivo de posibilidades adquisitivas. Dentro de los límites del estudio, los colonos trabajan en sus propias haciendas, dedicándose la familia en su totalidaid al trabajo: los ancianos en la medida de sus fuerzas, y los ni– ños --<:uando no están en la escuela- ayudando a sus padres en el cuidado de las aves de corral, cortando leña, acarreando agua o limpiando de yerba los alrededores de la casa. Cuando la necesidad de dinero es grande, para poder pro– veerse de ciertos productos de subsistencia que lo requieren, el padre o alguno de los hijos mayores dedican parte del día a trabajar de jornaleros en las hadendas de quienes deseen emplearlos. El 13.80% de las 326 familias realizan esta labor. Otros se emplean en el trabajo de la extracción de madera, y algunos son empleados públicos que mantienen su hacienda contratando jornaleros, generalmente a precios inferiores al mínimo y sin ninguna de las seguridades que marca la ley. En el kilómetro 66 Lago Agrio a Coca constatamos en una hacienda, propiedad de un nativo indígena proveniente de Chimborazo, la existencia de trabajadores Quíchuas del Orien– te, quienes trabajaban los potreros a: razón de comida y 400 sucres mensuales, los cuales eran pagados ordinariamente con telas y otras ohiflerías. Y se da el caso irracional de que quie– nes por religión se abstienen de tomar bebidas alcohólicas, no tienen empacho en vendérselas a sus peones a buen precio pa– ra saldar deudas de trabajo e incluso tenerlos cogidos con adelantos. Muchos colonos se quejan que el Banco de Fomento no les facilita préstamos, y si lo hace es muy rígido con ellos. Pero pudimos observar que muchos de los favorecidos no tienen la menor idea de lu que un préstamo bancario significa. Gastan 29
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