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suficiente, se siembra maíz a voleo. En el caso contrario, si la parcela quedó relativamente limpia, se planta yuca, maní, u otros productos. En ningún caso se abona la tierra, y cuan– do al cabo de tres o cuatro años la producción decae, se la deja remontar y se abren parcelas en las tierras baldías de la propiedad. En la zona en estudio, las tierras están rentando sus pri– meras cosechas, pero en muchos lugares ya se notan los sig– nos del cansancio. El hecho de ·que según los geólogos estas tierras contengan minerales de alto poder nutritivo para las plantas requiere de estudios más especializados para que los agrónomos organicen y ordenen los mismos, según los dife– rentes cultivos en relación a las tierras y sus propiedades. Los ciclos agrícolas en realidad son muy variados, según se trate de las distintas especies de árboles o plantas. El plá– tano o la yuca se pueden plantar en cualquier época del año; pero existen algunas influencias desconocidas que hacen que en ocasiones la yuca quede dura o se pudra y el plátano se agusane o se seque. También los frutales pueden plantarse en cualquier época del año, prefiriendo el comienzo del verano (cuando madura el ceibo). A pesar de todo, los cítricos mueren con mucha regula– ridad después de dar su primera cosecha. Para evitarlo se están haciendo recientemente plantaciones de cítricos injertados. También algunas personas particulares han probado en el terreno difícil de los injertos en la selva. El Sacerdote Capuchino Gerardo Villanueva lleva más de diez años estudiando la:s peculiares características de los injertos en los cítricos a través de los diversos ciclos. Su experiencia y conclusiones serían especialmente dignas de tenerse en cuen– ta entre los agrónomos. De la experiencia de dicho sacerdote deducimos que la ma– yoría de los árboles de la selva tienen sus cuatro estaciones 26

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