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puede decir que ha ido en retroceso, con la caída de los cita– dos puentes sobre los ríos Coca y Aguarico. Las 326 familias ocupan 13.277 Has., de las cuales 2.717 están destinadas a la agricultura; 10.560 permanecen baldías. Un cuadro ayudará a clarificar con más detalle nuestras afir– maciones. Observamos que sólo el 8,33% de las tierras totales ocu– padas por las 326 familias están destinadas a la agricultura, mientras el 32,39% permanecen como tierras de rotación o en reserva. La política del Gobierno ha sido la de conceder SO Has. por familia, con la obligación de trabajar las tierras totales en S años. Nos parece una política poco acertada ya que dadas las dificultades y el empobrecimiento rápido de los terrenos por falta de abonos, es necesario mantener tierras de reserva. Añáda.se a esto actualmente la imposibilida'd de comerciar con los productos por la falta de puentes. Existen leyes especiales para las Cooperativas y para las Comunas obviando estos problemas del cultivo total en S años; pero hasta el presente casi todas estas Cooperativas, Precoope– rativas o Comunas sólo lo son de nombre, y no tienen ningún respaldo jurídico. Se hallan expuestas a cualquier arbitrarie– dad ;proveniente de los cambios de política. Después de la destrucción de los puentes, los agricultores mantienen una producción casera o máxime de zona. Es fácil comprender la situación de quienes hicieron gran– des sembríos y plantaciones con la esperanza de sacar sus productos a la capital, y están viendo cómo en estos momL'IIII>s se pudre casi todo por falta de medios de comunicación. En los cuadros es ·fácil comprobar cómo la mayor pm ducción de Yuca o Plátano pertenece a los nativos Quích'"" 14

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