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Jaime Galbarro García y Antonio Valiente Romero [ 3 ] Por el momento no hemos podido esclarecer cómo se integró este códice en la Bi- blioteca y Archivo Histórico Provincial de Capuchinos de Sevilla. No obstante, sabemos con certeza que el documento ya se encontraba en el convento entre los años 1968 y 1972, puesto que contamos con una ficha sobre él entre los borradores para la realización del inventario del archivo. Por entonces era archivero provincial fray Patricio de Villavi- ciosa (1916-1972), que había sido profesor de lenguas clásicas en el Seminario Seráfico de Antequera. Él pudo ser el responsable de la siguiente descripción, sucinta e inexacta, del códice: “B-1-1 anónimo. [ tachado : Palimpsesto] Códice. ‘Comentario al evangelio de San Lucas’ (en griego). S. IX”. Sobre la incorporación del códice a la biblioteca es posible plantear dos hipótesis: o lo consiguió fray Serafín de Ausejo o se encontraba en la biblio- teca del marqués de San Gil adquirida por los capuchinos. De la nómina de capuchinos que vivieron en el convento de Sevilla durante el siglo XX destaca, por su posible relación o interés en el códice, fray Serafín de Ausejo (1901-1982) 4 . Este religioso tenía un profundo conocimiento de las lenguas clásicas. No solo dominaba el latín y el griego, materias de las que fue profesor en la Universi- dad de Sevilla, sino que también podía leer lenguas orientales como el hebreo, arameo, siríaco y árabe, y hablaba lenguas modernas como el francés, alemán, italiano e inglés. Fue un reputado biblista y colaboró en el Concilio Vaticano II. Realizó una versión castellana del Diccionario de la Biblia de Herbert Haag y Adrianus van den Born, y di- rigió una edición de la Biblia en castellano publicada por la editorial Herder. Además de otras inquietudes religiosas, históricas, arqueológicas y filológicas, el fraile tenía especial interés por el patrimonio bibliográfico y andaba al día de las novedades de los catálogos de librerías de antiguo. Si un capuchino sevillano podía valorar y adquirir un documento de esta naturaleza, ese fue fray Serafín de Ausejo. Mantuvo, además, relación (y probablemente correspondencia) con Teófilo Ayuso (1906-1962), reputado investigador de textos y palimpsestos bíblicos, con quien coincidió en varios semina- rios sobre estudios bíblicos 5 . Por otra parte, entre las adquisiciones bibliotecarias más importantes que llevó a cabo la Orden a principios del siglo XX destaca la de la biblioteca del marqués de San Gil. Desconocemos el contenido completo de esta biblioteca, pero ha quedado registro en las Actas capitulares de 1921 de esta manera: “El definitorio acuerda adquirir la biblioteca del Exmo. Señor marqués de San Gil que, entre otras obras de gran valor, contiene la Bi- blia complutense, la de Arias Montano y la de Sanctes Pagnini, para incorporarla a nues- 4 Vid. J. A. Calderón Quijano, “Fray Serafín de Ausejo: su vida y su obra”, Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras 11 (1983) 181-206. 5 Vid. P. Gallego Martín, Vida y obra de Monseñor Teófilo Ayuso Marazuela , Segovia 2004.

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