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-95- mi padre San Francisco de Asís. Ojalá pueda servir a El tantos años y con tanta fidelidad como a Vuestra Majestad he servido. . Entonc.es el Rey le preguntó .detalladamente sobre su nueva vida, y después de escucharle y de prometer atender la expedi– ción que referente a la misión del Congo le expusieron los misio– neros, sacando de su pecho un Lignum Crucis que solía llevar consigo, artísticamente incrustado en relicario de oro, entr.ególo a Fray Francisco, diciendo: ccTomad est'e recuerdo mío, y no dejéis de rogar ~ Señor por mí y por las necesidades de aquesta monarquía.» Al siguiente día partieron los religiosos para Sevilla; allí les esperaba el resto de la expedición: los cinco Padres españoles y otros tantos italianos. · Los españoles eran los siguientes: P. Miguel de Sessa, Juan de Santiago, José de Antequera, Angel de Valencia y Jenónimo de la Puebla. · · El primero de los citados era ya antiguo conocido de Redín, pues era aquel buen Padre Miguel de Sessa que lo defendió, así como otros religiosos aragoneses, en el pleito de la separación. Ya veremos cómo la Providencia hizo que su destino fuese tan unido al de aquél, que murió en sus brazos cuando, al año si– guiente, se dirigían a Roma. En Sevilla era esperada la llegada de Fmy Francisco con ver– dadera expectación. No en balde era la ciudad que había sido testigo de sus más escandalosas aventuras. En la ruta hacia dicha ciudad pasaron los religiosos por una venta llamada de «Juan de Dios», en las proximidades de Yé– benes. Era al mediodía y en ella penetraron para tomar. una ligera refeceión. • Mientms el ventero preparaba los guisos trabó conversación con los capuchinos. «Deseo saber si es cierto que ingresó en Religión un soldado muy famoso llamado don Tiburcio de Red4n.» «Sí, hermano, ya es profeso en nuestra Orden desde hace unos años.)) «¡Gracias a Dios !-respondió el ventero, con ademán de sa– tisfacción-. Pero díganme, Padres: ¿les parece que perseverará en ella?» . . «Confío en Dios que sí----prosiguió Redín-, pues Su Divina Majestad le ha hecho tan singular beneficio de traerle a la Re– ligión.» r ,.'

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