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: : .· -92- ·a que l:e hiciesen tal favor, acompañó'le hasta el convento mien– tras el lego conducía la caballería del namal. Pero las mayores humillaciones no las encontró tanto en el trato del mundo cuanto en la soledad de la vida conventual. Allí fué donde el Señor puso . a su ciervo en el crisol de la· prueba para aquilatar hasta dónde llegaba la abnegación de su amor hacia El, y alli fué, por ende, donde el Hermano .Francisco encontró en la primena etapa de su vida religiosa las más grandes contradicciones y dolorosas amarguras. Los Superiores capuchinos-easi todos aragoneses--de la Pro– vincia religiosa, a ¡a cuail pertenecían los oonV~entos de Aragón y Navarra, amonestaron pública y ásperamente a Fray Francisco por– que viniendo a pedir licencia para ir a"padecer martirixJ... have– nüio a martirizanws, pwes 11~ a pedir división de los aragone– . ses y navarros. Tan grande fué la congoja de su espíritu con estas torcidas in– ter.pretaciones de su intervención en dicho asunto que de senti-· mienúJ estuvo muy enfermo oon pocas esperanzas. de vida (1). 'Entre rnos religiosos aragoneses que .defendieron la conducta de Fray Francisco, merece especial mención el P. Miguel de Sesa, el capuchino aragonés insep'arable compañero del lego navarro en las misiones del Congo y en la cárcel de Inglaterra, según veremos más tarde. Pero la vida de su retiro conventu~l iba a tomar otros de– rroteros. (l) J.d. citada. Folio 108. .. ....il

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