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CAPITULO XV ,HACIA LAS CUMBRES DE LA SANTIDAIÍ Muerte de dóña Isabel de Cruzat.-Caúla del Conde-Duque.– En Flandes se ha puesto el sol.-Ejercitándose en las virtudes.– En Sanlúcar de Barrameda. Pruebas y amarguras. Al siguiente año (1642), la noticia de una grave enfermedad de doña Isabel de Cruzat fué comunicada a su hijo, que con– tinuaba en el convento de Zaragoza. El emisario de tan triste nueva era el capellán dé su madre. Nuestro biografiado, renunciando al ofrecimiento ·de la caballenía que le ofrecía dicho capellán, se pnso en marcha a pie en com– pañía del Padre Juan de Peralta. Algún biógrafo de Redín, como Mr. Le Jeune, queriendo pon– derar las penalidades que pasaron en este viaje Fr. Francisco y su acompañante, dice que marchaban a pesan del frío y de los caminos cubi!::rtos de barro helado (1). Peregrina afirmación, ya que dicho viaje lo hicieron en el mes de julio. Llegado a Pamplona, permaneció varios días junto a s·u ma– dre, consolándola y cuidándola con toda diligencia dur.ante va· rios días. El estado de la enferma comenzó a mejorar, y enton– ces F11. Francisco, para huir de los obsequios de los parientes y amigos, marchó al convento de Peralta, de donde en caso de lle– garle nuevas de alarmante gravedad podría desplazarse a Pam– plona mejor que de Zaragoza. Pero atacada la Baronesa de un nuevo accidente, falleció repentinamente, sin. tener su hij•o el con– consuelo de asistirla en el último trance (2). (1) «Don Tiburcio de Redín», páginas 92 y 93. (2) La muerte de. doña Isabel de Cruzat acaeció el 14. de septiembre de 1642. Así nos lo certifica la partida de defunció)l, cuyo texto es como sigue: «Doña Isabel Cruzat-testó: A quatorce de Seijembre del año míl y seiscientos y quarenta y dos / ! : •.•j .~ ' , .~
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