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1 ·' ~, ¡.... r·· ¡·; r ( ' ¡ ! ¡ t · '• .. ~·. -66..:_ Y aquel hijo, antes tan indiferen~, al ver a su madre alzando los brazos, exclama: " j Vt!nid, madre , mía, estreclladme conltm vuestro amoroso corazón, que sienta yo el consuelo de vuestras puras ca¡icias libres de afectos traicioneros! ¡Madre! , ¡Madre del alma! ¡Perdón, per- dón para tu hijo! » · Y madre e hijo se funden en estrecho abrazo. Los días posteriores a esta escena no salía Redín de casa sino para encaminarse al templo de San Cernín. En la penumbra solitaria de sus capillas, gustaba de recogerse · para llorar sus extravíos. Y tan de veras se aficionó a llorados que un día se postró ante el Santo Tribunal y lavó con la confesión las negl1Uras de su alma,