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-51- codicia de los piratas, que la creerían cargada de riquezas. Mandó también clavar la artillería. Los que ignoraban sus planes le tuvieron por loco ar ver que con tan inservible bajel se hacía a la mar, pero él se hacía el desen– tendido y dió órdenes reservadas a los tripulantes, a los que eligió entre los m.ejores. · Hiciéronse a la mar y dos días llevaban de navegación cuando el vigía señaló la cercanía del corsario. Este se acercaba a toda vela y fué grande el gozo de los suyos al ver que los d.e la nave que ellos suponían cargada de tesoros les pedíarr cuartel a las pri– meras de cambio. Les pedían también los esplliioles qu.e pasase el · capitán pirata a recibir la rendición del suyo. Los mismos espa– ñoles ayudaron.a pasar a los piratas holandeses, echando el puente y los calabrotes de amarr.e para disminuir el balanceo. El capitán pirata, cegado por la alegría que le causaba su am– bición, saqtó al buque español,· seguido de varios de los suyos, Pidió que el capitán español le hiciera la inmediata entrega del buque y le contestaron que aquél se encontraba enfermo en su' ca– marote. Pidió verlo y no bieri hubo puesto el pie en la habitación cuando Redín, irguiéndose en la cama, lo tendió a sus pies ·de .un pistoletazo. El disparo era la señ¡¡,l.convenida. Don Tiburcio, segui~ do de los marinos ocultos de antemano, saltaron sobre el puente del navío pirata, cuyos tripulantes estaban desprevenidos, confia– dos en la entrega del español, y se rinden sin condiciones. Pero como los buques estaban amarrados, había pelig11o de que vol– viesen los que habían ido con el capitán pirata; para evitarlo, éór– tanse las amarras y alejan al buque pirata del español. La lucha en éste continuaba; quieren los corsarios hacer uso de los cañones.del español, mas los encuentran clavados, y ante el peligro de ser víctimas dé su propia artillería, que don Tiburcio y su gente a bordo del buque pirata amenazaban disparar sobre ellQs, optan por rendirse. Redín mandó hacer rumbo a España y con el buque pirata como botín, arribó a Cádiz, enviando inmediatamente a Madrid la comunicación del suceso. Felipe IV juzgó que estaba suficientemente compensada la inju– rda inferida al Valido, llamó a Redín a la Corte y lo reconcilió con Olivares. Este olvidó sus .rencores y confinmóle en el mando de la escuadrilla destinada a limpiar de corsarios los mares de Levante. En ese cargo permaneció hasta abril de 1636, en que fué aseen- .dido al cargo de General gobernador de la Armada de Tiema firme. · Dos meses más tarde, en junio del mismo año, p:testó un servi- . · cio de :reSultados tfecisivos en la solución del deEcado asunto que vamos a referir. 1 :i

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