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¡, 1 1 ,. 'L '.: ,· CAPITULO VI GOBERNADOR DE LA AR.\IfADA Consejo sobre cubierta.-Se impone el parecer del Barón.-Los de Vincenti huyen.-General de la flota.-Amoríos bastardos.– Pretende bombardear Sevilla.-Asalta al Primer Ministro.-Huye a las Indias. «General de mar y tierra-por repetidos decretos.-En seis batallas me he hallado.-rEn .cuarenta y dos encuentros,--doce si– tios, diez avances,--dos desafíos ·soberbios,--seis ataques de na– víos.--Quedando en .todos mi esfuerzo,-a pública voz y fama;_ con mereeidos ascensos.>> Estos ramplones versos pone en boca de don Tiburcio de Re– dín el autor de «La Comedia Famosa el Capuchino españoln. Pero si desacertado. estuvo el <<Ingenio de esta Corten al es· cribir los anteniores ripios, quede al menos a salvo su «piadosa» intención, que fué la de darnos una aproximada idea de las ha– zañas de nuestro biografiado, a las que con tanta minuciosidad detalla. Porque, a la verdad, no sabemos si fueron cuarenta y dos sus encuentros o diez sus avances, pero io que &Í nw consta es que su vida militar tocó los límites de lo legendario. · Mar azul de Valencia. Los. secuaces de Vincenti, famoso mo– risco, ladrón de mar y tierra, campan por sus respetos en aquellas latitudes. Los pocos buques que se aventuran a pasar por aque– llas aguas toman sus prllC¡¡uciones. Apanece una embarcación pequeña y mal pertrechada. Al mando de ella va don Tibureio, quien lleva en su compama a don Francisco de Ibero, Gran Prior de Navarra, con otros prin– cip!des caballeros. El viaje resulta tranquilo, en un mar bello y sereno, que el sol meridional irisa con brillantes juegos de luz. Una tibia

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