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,, -~ ¡: -42- gobernador francés se defendía -bien, fué alcanzado por el fuego de los nuestros, con lo que la · isla hubo de rendirse. Por este hecho el General Luis de Roxas dió en favor del pamplonés otro certificado elogioso, como lo habían hecho antes Oquendo, La– rráspuru, Vallecillo, Mejía y otros jefes a cuyas órdenes había militado. Poco después tuvo lugar el combate naval por ¡a posesión de la isla de San Martín, en aguas de La Habana. La P11ovidencia hizo que se hallasen juntos en aquella acción los dos hermanos Redín. Precisamente junto a Miguel habían sido los primeros he· chos de armas de nuestro biografiado; junto a Miguel también había de estar presente en la última acción guerrera de aquél. Desplegó la Armada española, formando arco en media luna, como era entonces costumbre, para envolver al enemigo con los cuernos de ambos extremos y cerrarse tras la retaguardia de aquél. Brillaron los fogonazos de los primeros disparos. Valaban po·r el aire las astillas, y tras el abordaje, los hombres saltaban de unos a otros barcos, entre truenos ·y maldiciones, mientras don Tiburcio, como acostumbraba, acudía a los puestos de peli; gro, sin escudo ni armadura, espada en mano, animando y aren· gando a los suyos. Gravemente herido don Miguel al príncipio de la lid, no quiso abandona11 su puesto de mando hasta su último momento, en que, decidiendo don Tiburcio con su actuación la suer.te de la batalla, vengó con b derro\a de los·-holandeses la muerte de su hemtano. Era el día 15 de septiembre de 1633. Los mayorazgos del difunto recayeron en don Tiburcio, así como la baronía, por lo que desde entonces unió a su nombre el título de Barón de Bigiiezal. Al año siguiente (1634) se le transfirió el acostamiento de su difunto hermano, según Real cédula, que dice así (1): uEl R ey [Al margen]: Cédula de Acostamiento de Don Tiburcio de Redin. Nuestro tesorero general que al presente sors y adelante fuéredes del Nuestro- Reyno de Nauarra o vuestro lugar teniente Regente de la diclw Tesorería, saued que teniendo consideracióñ a lo que Don Tiburcio de Redín, Cauallero de la Orden de Santiago, Barón de Vigii.e~al en es.e Rerno sirvió al Rey Mi Señor Mi Padre y a los muchos buenos y agra– dables seruicios que a mí me a echo, señalándose en muchas ocasiones de guerra con singular esfuer~o y valor en utüidad conocida de lo que a corrido por su mano y en alguna enmienda y remunerat;ión d.e~to y mues· (1) Archivo de Navarra.-Comptos: Mercedes Reales. Libro 23, fol. 325.

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