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-30- nadie, cual si la espada que desenvainaban a la menor. incidencia fuese la fuerza de la razón, por fin, al avanzar de la vida se entre· gaban con toda la energía de su carácter al arreglo del negocio de los negocios: la salvación eterna. El prototipo lo tenemos en el arrepentido capitán guipuzcoano herido en Pamplona, quien tan suya hizo la frase de Jesucristo: ¿Qué aprcvecha al Jwmbre ganar todo el munJo si pierde su alma? \

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