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. ¡ . .•• ·.; .·.·. ,: ; ;', CAPITULO III EN LA CAMPAÑA DE ITALIA El plan de los enemigos de Espttña;-Satélites y conjurados.-Ct~m• pás de espera.-Bautismo de juego.-Vercelli.-Escogido entre los mejores.-Caballero de Santiago.-Virtudes y defectos.-Terrible arrebato de ira que cuesta la vida a un hombre. Antes de describir la actuación de don Tiburcio en Italia creemos convenientes unos prenotandos. Dura, en verdad, andaba la guerra· en Italia. El ambicioso y turbulent-o Duque Carlos-Manuel de Sabaya, a la cabeza de otros princip.es italianos, conspiraba contra España. No estaba, sin embargo, en Italia el principal promotor de las revueltas. El causante lo era Enrique IV de Francia, que azuzaba sin tregua a los enemigos de nuestra nación. Y para más halagar la ambición del Duque de Sabaya, le prometió la anexión de la Lo¡nbaPdía. Al Duque le seducía tan halagüeña proposición. Pero un · suceso inesperado vino a truncar por entonces los planes de los conspiradores. El 14 de mayo de 1610 caía Enrique IV, asesi· nado por Ravaillac. · De momento se esclarecía el horizonte. Poco duró la calma. El de Sabaya, tomando como pretexto la muerte del Duque de Mantua, invade el Monferrato. El Gobierno español le invita a que licencie sus tropas. El Duque se níe de su intimación y entra a sangre y fuego en el Mi- lanesado. · El Gobierno español, cansado de contemplaciones, envía un ejército bajo el mando del Marqués de Hinojosa para reducir al obstinado Saboyano. En aquel ejército marchaba como capitán de Infantería Miguel Adriano, el hermano de don Tiburcio de Redín. Hinojosa actúa con deci'Sión y triunfa en varias batallas, pero le falta tacto diplomático y no sabe aprovecharse de la victoria, ·

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