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-19- Redín, hija del dicho Don Carlos de Redín y de Doña Isabel de Cruz<U sU muger se halla sin dote competente para tomar estado conforme a su calidad, y acatando lo referido... Habemos tenido por bien de hazerle mer– ced como por la presente se la hazemo~ a la dicha Doña Rossa, de ses-enta mili mrs. en cada un año durante su vida, o hasta que se le otorgue otra 'merced equibalente, librad!JS señaladomente sobre los derechos de Nuestras Rentas Reales del general saca y peaje del dicho nuestro Rcyno de Nava– rra.. . Madrid 22 Febrero de 1620 años.» De donde se concluye que tan menoscabada había quedado su hacienda por los gastos hechos en defensa del Altar y del Trono, que su hija Rosa para tener una dote competente para el matri– monio tuvo que acudir a la Real clemencia. Casó en 1582, con doña Isabel de Cruzat y Artieda, natural de Oriz, hija de .Martín Cruzat, ·natural de Oriz, y Señor del mismo lugar, Catalina de Esparza, natural del :Palacio de Artieda. A pesar de ser tan ilustre, como hemos visto, la ascendencia paterna de don Tiburdo <le Redín, queda semiobscurecida puesta en parangón con la materna. Para probarlo, baste citar ese apelli– do, que tiene ecos de heroísmos legendarios: ¡Cruzat! · Efectivamente, no hay ni en Pamplona ni en Navarra apellido tan ranciamente castizo como este de Cruza!. El primer Cruzat de quien tenemos noticia es Rotrón de Cru- zat, que vino de Bretaña con el Conde de Alperche a pelear con- i tra los moros a principios del siglo XII. Tales campañas contra la morisma fueron verdaderas cruzadas, enriquecidas por los iPontí- fices con grandes gracias !lSpirituales. El Monarca navarro ·don Alfonso Sánchez premió a los que más se distinguieron y dió el arruinado burgo de San Cernín a los caballeros franceses que quisieron quedarse a su servicio. Entre ellos estaba don Pedro Cru- zat. Por eso hemos afirmado qué el apellido Cruzat, pese a su ori- gen extranjero, es el de más honda reigambre en nuestra tierra. Entre otros sucesores ilustres de don Pedro Cnuzat, aparecen Godofre y Laurea Cruzat, hacia 1200; otro Pedro Cruzat, conse– jero de Teobaldo 11 en 1255; Aimar Cruzat, el principal del Burgo de San Cernín y Señon de los pueblos navarros de Najurieta, Arríe– la, Excusaga, Belzunc~ y Arazuri, por los años de 1250; Martín y Aznar Cruzat, hermanos entre sí y del anterior; Berenguer y Miguel Cruzat, hermanos, en 1320; Martín Cruzat, llamado el Rico, consejero real, en 1388; Martín Cruza!, tutor del Príncipe de Viana, en 1440, y otros ilustres varon!lS, cuya enumeración nos alargaría demasiado y que demuestran que desde los siglos XII al xv, desde sus puestos de Señores, consejeros de Reyes y tutores de Príncipes, los Cruzat honraron con su nom'bre la historia de su patria.

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