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T~ ¡••¡ · ;·¡: / ·:1 ,. .. ¡ -108- Acto seguido comenzó los preparativos de la nueva Misión, se· gún las normas que había recibido de la Congregación de Pro· · paganda. . · Establecidos en el siglo. XVI los.Patronatos Regios de España y Portuga~ Jos Superiores Regulares elegían a los misioneros. Los Gobiernos, no obstando el Papa, les daban licencia para misionar, comiendo a cargo del erario público o real los gastos de la eva,n– lización. Pero los Patronatos Regios, aunque resolvieron por el momen– to düíciles problemas a la .Iglesia Católica, y engastaron en S'll corona muchos pueblos convertidos, no estaban exentos de gran· des inconvenientes, v. gr., la excesiva ingerencia del Estado en Jos asuntos eclesiásticos, falta de un plan coordinador de método y actividades, etc. Dificultades éstas que se agrandaban al paulatino declinan político-religioso-como lo era ya la época de Felipe IV, en que le tocó vivir ·a Fray Francisco---de las naciones que ejer- cían el Patronato. ' Hacía falta un organismo que a las órdenes hlmediatas del Papa dirigiera y controlara todo el movimiento misionero. Este anhelo por todos sentido plasmó en la fundación de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide el año de 1622. Bajo los auspicios, pues, de .esta gran institución llevó a cabo Fray Francisco sus apostólicos trabajos, aunq1.1e cooperando de modo eficacíshno el Monarca español. A principios de septiembre de 1646 embarcó Fray Francisco' en Génova. Los capuchinos de España aguardaban su arribo con ansieda,d. ¿Habría vencido Froy Francisco todas las dificultades qu.e se oponían al establecimiento de las Misiones de los Capu· chinos en las Indias Occidentales? Así era, en efecto, y el lego navarro, derribando los obstáculos que se oponían al siempre cre– cido celo apostólico de la Orden Capuchina, dedicó desde enton· ces su exist,encia a organizar y conducir a países de misión nuevas expediciones de misioneros. «La Orden Capuchina -entera-solía repetir él con frecuencia-hubiera transplantado, si pudiese, a tierras de infieles.>> Ya no volvió don Tiburcio a· las Misiones del. Congo. Pero la semilla depositada allí por él y sus colabor-adores fué en extremo fructífera. Dicha misión se extendió a los reinos de Angola, los ·Abundas, Benín, Mazambí, Cazanga y oíros, culminando tan prós- . pera labor con. la convemión del Rey de Cazanga por el P'. Anto- nio de Zaragdza, y de la Reina Zinga por los Padres Buenaven· lura de ·Cor.ella y Francisco de Veas. ··,._ > .·i. t·./ .. ) ! ·
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