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-105- nales que habían de exponer al Sumo Pontífice, reemprendieron el viaje hacia la Ciudad Eterna. Al pasar por Zaragoz~ falleció el P. Miguel de Sessa, maltre– cho ya por las fatigas de la misión y del viaje, Fray Francisco tuvo el consuelo de asistir hasta el último momento a aquel fiel compañero suyo, que 110 le había abandonado desde los amargos días del pleito de la !«:paración. , Sintió grandemente Fray Francisco la pérdida de su compa· ñero, y habiéndosele designado un sustituto, reanudó la marcha, llegando a Roma el 24 de junio de 1646. ~: '" /,; ·',Ú'''