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- R9- futaron la carta del Santo Pedro Comestor, el monje inglés Nicolás de R. Albón, y el autor del cuarto ser– món sobre la Salve Regina que defiende la •creencia piadosa con razones y autoridades. • Salieron á la de– fensa de San Bernardo, Nicolás de Claraval, Arnulfo de Lisia, Poto de Prürn, Juan Beleth y sobre todos Pedro Cellensis Abad de S. Rernigio de Reims y luego Obispo de Chartres; pero como ya nos lo advierte el P. Bachelet, después de sesenta años de disputas, la cuestión quedaba aun muy confusa; Une nozwelle pe– ,·iode de discussion, était necessaire, pour degager le sens exact du privelége et pe1·metre ensuite de le ju,stifier (1) Comenzamos pues el siglo XIII y la historia testi– fica: 1. 0 que la fiesta de la Concepción Inmaculada sigue celebrándose y extendiéndose por el pueblo católico mientras los sábios combaten la piadosa creencia.-2. 0 La Santa Sede guarda absoluto silencio, deja en liber tad estas disputas sin intervenir en ellas.-8. 0 la cues– tión no esta suficientemente aclarada. Se necesita pues un genio que aclare, que convenza, que arrastre y que dé solución á las objeciones propuestas; para que tam– bién los ~abios unidos al pueblo, confiesen, aclamen y celebren la Concepción Inmaculada de María, de modo que, haciéndose universal el entusiasmo, intervenga la Iglesia Romana y lo santifique y celebre como los demás. Y á partir del siglo XIII, ¿quién ha sido ese génio? Los grandes ingenios del siglo XIII son el Maestro de las Sentencias (2), Alejandro de Alex, Alberto Mag– no, H. Buenaventura y Santo Tomás. A quién de éstos le cupo la gloria de haber influido con sus escritos y explicaciones en la propagación popular y científica de la Concepción 1nmaculada de .María? Saben todo" 'lllll 111 Universidad do París, formada á fines del siglo X J 1, era la más cúlebre do S il tiempo, y (1) BACHRLET. vol. 11. pu~ ..12. Esta misma observación hace el P. No– YON. Efudes l. e. p. 785. (2) Ponemos al Muestro de lns Sentencias en el siglo Xlll, porque aun~ue sabemos q_ne muric'l en 1lli4, con todo, como su texto era el que se explicaba en la Umversidud, pudo influir en pro ó en contra de la opinión piadosa.