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-6- sabernos que todo hombre por sabio que sea es falible y no los seguimo~ á ciegas, los examinamos, los criti– carnos y en aquello que dicen verdad les seguimos en lo demás les abandonarnos.-Por eso, corno hermanos que son, amamos á nuestros Doctores, pero desde el momento en que vemos que no dicen la verdad y que sus enseñanzas no son conformes á nuestro único Maestro Cristo, no nos dá pena abandonar sus doctri– nas y menos, vergüenza retractarnos después de abra– zadas, al ver á los tres mayores ingenios que ha pro– ducido la Iglesia, Orígenes, S. Agnstin y Sto. Tomás, confesar ingenuamente sus yerros y retractarse de sus viejas opiniones. Ahora bien, nosotros los franciscanos hemos defendido siempre la Concepción Inmaculada de María y Dios mediante, nuestro proverbial entusiasmo por tan simpática y consoladora verdad irú en aumento; hemos ido siempre al frente y en la vanguardia de los defensores de lo que fué solo opinión piadosa, y la hemos defendido con los escritos de nuestros Doctores; y en los libros y en los púlpitos y en las controversias que durante cinco siglos y medio hemos venido soste– niendo, siempre pusimos al frente de nuestros argu– mentos, la doctrina y la autoridad del Doctor Sutil. Y tanto y t an bién hemos trabajado que entusiasmado el pueblo se ha visto obligado á exclamar A la Religión sagrada De San Francisco debernos Que en alta voz os cantemos Que sois siempre Inmaculada. y tanto y tan bien debimos trabajar que merecimos un solemne elogio de Julio II •Excelentissimarn etiarn Franciscanorurn familiam , dice el P. Lezana (1) qure adeo ampi_issima in Ecclesia viget, ut nescio an tertia pars Ecclesiastici status sola sit, hujus sententire fa– mulatui semper deservisse, orones norunt. Prrccipuos namque illius asseclas Christianus orbis eos appellat. (1) LEZ;\XA Ord. Carm. Libcr Apolo¡;relicus pro lnmac:ulata JJcipara Virginis filaría: Conccptionc. Cap. 11. p. 7 (Mntriti 1016)

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