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INTRODUCCIÓN Entre las valiosas y reputadas obras que lleva escritas el Ldo. D. Tomás Larumbe y Lander Rector del Seminario rle S. Francisco Javier y Catedrático del Seminario Conciliar de Pamplona, merece nuestra atención su último opúsculo titulado Santo Tomás de Aquino y la lnmacttlada de Pío lX impreso enVergara, Tipografía de El Stmo. Rosario 1908. Digo que merece nuestra atención, y eso á fuer de franciscanos y como amantes de la·verdad. Somos, sí, franciscanos, amamos nuestra Orden y nuestras macizas y antiguas glorias, pero ante todo y sobre todo, amarnos la verdad, porque el amor que no descansa en la verdad es un amor frí– volo y vacío de vida y entusiasmo. Y en el opúsculo del Sr. Larumbe se marca á la 'l.'eología Franciscana con los sangrientos estigmas, no do falsa ó ilógica, sino de rica y fecunda, pero de una riqueza y una fecundi– dad tal, queJe deducción en qeducción, de silogismo en silogismo, de consecuencia en consecuencia, ha lle– vado á los franciscanos á descubrir una verdad grande, gloriosa para ellos, el más rico florón de su corona, ·la Concepción Inmaculada de María; pero ¡ay! verdad que es un error, Concepción Inmaculada que no ha existido, que nunca ha sido definida, antes al contrario, repro– bada y anatematizada por la Bula Ineffabilis; y por lo tanto, todos Jos franciscanos que admitimos la Con– cepción Inmaculada de Mat·ía, pm·o tal como la planteó el Doctor Hutil, •¡uo<l:Lr·omoH coufun<ii<los, con<lenados y reprobadoB on la~ solomnos y terminan tos palabras de Pio IX. Pero no, no nos :.nTe<lmni oHpanta t:m horrible con– secuencia; somos anto Lo•lo, lo ropoLi rnos, amantes de la verdad, nosotros no j nrarnoH dol.'en<ler otra doctrina que no sea la de Jesucristo nuostro único maestro,

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