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-66- unquam labis noevo maculata-thesaurum Spiritus Sancti-inffabile Dei miraculum, imo omnium mira– culorum apex-Eva adhuc virgo adhuc innocens– paradisum deliciarum á Deo consitum, et ab omnibus venenosi sorpent.is defensum-quae vicit omni ex par– te peccatum-omnique ex parte immaculata-ab omni peccati alienissima-domicili um universarum gratia– rum Santissimi Spiritus-quae solo Deo excepto exti– tit cunctis superior et ipsis Cherubin et Seraphin et omni exercitu Angelorum, natura pulchrior, forrno– sior et sanctior? ¿No se desprende de todo esto, que el pecado es ageno á María omni exparte, que jamás fué solidaria de una acción perversa, que las amenazas y castigos de Dios en modo alguno afectaron á María, y que hereda una naturaleza, que solo pide y exige gracia, perfección, amor y unión perfecta con Dios? El mismo Concilio Tridentino al promulgar la ley del pecado original (Ses. V. e 2) parece que intenta excluir á María no solo del pecado sino que tambien de •la misma ley del pecado; dice así: Sí quis Adm praeva1·icatirmi sibi soli non ejus p1·opagini asserit nocuisse, et acceptam a Deo sanctitatem et justitiam quam perdedit, sibi soli et non nobis etiam perdidisse-– A. S. Como se desprende del texto, el Concilio habla de la prevaricación de Adan, por la cual perdió la jus– ticia y santidad que había recibido de Dio~, y aiíade que dañó á su posteridad, y que perdió la justicia ori– ginal para él y para los demás, ¿en esta posteridad y en esse nobis incluye el Concilio á María? oigamos sus palabras: •Declarat Sancta Synodus, non esse suae intentionis comprehendere in hoc decreto, ubi de pec– cato originali agitur beatam et irnrnaculatam Virginem Mariam Dei Genitricem. (1) Así pues, como no se dan pruebas convincentes que demuestren que Jesucristo no p!tdo 1·edimir á su Madre del débito próximo-y por otra parte la bula Ineffabilis habla en tales términos de María que parece excluir (1) DENZINC.ER. n. 671·674

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