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CAPíTULO I Doctrina de Escoto y de sus principales discfpulos, acerca de la Inmaculada Concepci6n de María Negro y humillante es el borrón que el Sr. Larumbe ha echado sobre la teología franciscana. Siempre se había creido, predicado y escrito por propios y extra– ños, que el dogma de la Inmaculada era un dogma franciscano, no inventado por ellos, pero si por ellos defendido y propagado; y ahora nos viene el Sr. La– rumbe con sus elucubraciones lógico-teológicas ú decir: que la Inmaculada franciscana es contraria al dogma, contraria á la liturgia, contraria á la bula lneffabilis (1) y que solo la Inmaculada de Sto. Tomás, de cuyas ar– mas se han servido los pasados siglos para combatir la opinión piadosa, es la verdadera, la legítima, la ca– tólica. ¡Maravilloso descubrimiento! que por ser tan maravilloso, escapado á la perspicacia de los más gran– des ingenios, debe ser alguna ilusión, algo así como los fuegos fatuos, que un debil soplo basta para hacerlos desaparecer. Y así ós en efecto........... Veámoslo. ¿Cual os In. lnmaculatln. do la Escuela Franciscana? Ante todo, conviono toner muy presente, que cuando se quiere llegar{¡ ~ahor In. opinión de alguno ó algunos sobre una verdn.tl cualquiera{¡ 1111die es permitido im– putar á otro tales ú cual oH opiniones sin estudiar y citar (1) V. las páginas 22, 23, 24 y ~5 del Opúsculo citado.

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