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..,-- io - es independiente del pecado de Adan y por ende no está relacionada con la Redención.»-La conclusión hubiera sido más racional y más lógica si la hubiera puesto en esta forma: La Inmaculada de los Francisca– nos debe ser independiente de la redención, de la Cruz, y si no lo es, se debe atribuir á que en este caso, no han .seguido las reglas de la lógica. Pero no, el proceso lógico del Sr. Larumbe es además falso: porque del motivo d<a la Encarnación enseiiado en la teología escotista, no se llega á esa conclusión; hay entre esta y aquel un caos, un abismo que al pa– recer ha pasado desapercibido para el Sr. Larumbe, y nosotros se lo mostraremos más adelante-Esto su– puesto vamos á entrar en materia, pero no sin antes hacer una observación: Se pregunta el Sr. Larumbe: •Por qué insistir tanto hoy sobre esta cuestión teológica? •La razón crítica, responde, no es otra que corregir á ciertos escritores, que en estos últimos tiempos en revistas, extraordinarios, sermones y veladas científico– literarias, no se han recatado de presentar, un día y otro día, desde 1904, 1905 hasta 1908 á los discípulos del Angélico y á su mismo Maestro, como enemigos sistemáticos de la Inmaculada. Para contestar á tantos desplantes mojaremos la pluma en el tintero de la ca– ridad cristiana «y hemos de hacer cuenta que no hay en la tierra sino Dios y nuestra alma.• La bandera de la verdad no es roja ni está salpicada con sangre; su ropaje es blanco, y cuanto más tranquilamente se de– fiende, mayor hermosura ostenta el busto que en sus pliegues aparece dibujado. (1) Y ya en su reputadísima obra el Seminarista Santo, Sábio y Cortés había dicho: •El extraorQ'inario de Razón y Fé publicado por los Padres jesuitas en 1904 tiene mucho que aprender, quoad charitatem, scientiam et artem de la hermosa •Co– rona Literaria, que con motivo del quincuagésimo aniversario de la dogmática definición de la Inmacu– lada Concepción de María publicaron los P. P. Domi- (1) San/o Tomás de Aquino p la Inmaculada de Pío IX. l.