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- 9 - - Siendo esta nuestra gloriosa historia, nos vemos precisados á contoHtar al Rr. Larumbe, y hacer ver á todos los que opinen como {,¡, que la Inmaculada de los Doctores Franciscanos e~ la 1 nmaculada de Pio IX. Quizá el Sr. Larumbe en su gran erudición sepa de alguno que se haya extraviado y salido do ese sentido, más ni una golondrina hace verano, ni un autor opi– nión, maxime si es un particular, y no uno de los que son honrados con el esclarecido nombre de Maestros de una Escuela Teológica. De aquí que la doctrina del Sr. Larumbe al oponer la Inmaculada de Sto. 'romás á l a do E scoto y á la de los Doctores y Teólogos Fran– ciscanos, calificando la primera de católica, ortodoxa y en todo conforme á la bula Ineffabilis, y la segunda enteramente contraria á la doctrina de la Iglesia, sea falsa, falsísima, como lo verá el lector imparcial. (1) Es cierto f]_ue el Sr. Larumbe poco versado en las obras de los Doctores franciscanos, so escuda con el proceso lógico-teológico del motivo de la Encarnación defendido por la teología escotista; pero el esfuerzo lógico del Sr. Larumbe es falso. 1.• porque tratándose de hechos no sufre la sana lógica argumentar a priori; y aquí, como todos ven, se trata de un hecho: •Cual es la Inmaculada de la Escuela Franciscana?• Lo más ra– cional hubiera sido tratar de ilógicos á los doctores fran0iscanos, quienes dada su teoría acerca del motivo de la Encam ación no podían defender la Inmaculada Concepción de María en el sentido de la bula lneffabilis. Mas la consecuencia á que llega el Sr. Larumbe es mny distinta; podemos sintetizarla en esta sola frase: • Los fmnci sc:1nos admiten el motivo de la Encarna– ción, rtnle pru,oismn . Ida: pecc<tlum luego su Inmaculada (1) Ant<·s tlt· jla:;ur udl'!unh•, quino hnt't·r 111111 oh~f'rvaci!',n; y es, que no atacamos aqni In~ ¡u·n ... nua.., ~; irrn IH:oi o¡1iniuru·~; y qn<· asi como nosotros es– tamos plcnamt·nlt> c·onvt•rwiclus dt· qut· d folh•lo no st~ hn <·snito precisa– mente contrn nosolrus, dt• In ntalnos d<'• durísimo lt·slimnnio en In pHgina 24 nota t. a. dondl~ dit't•: ~No•·'4tllt•·slro (ulimn moll'slar :'1 'lllicnc~ amamos »con cariño. Solnnu ..·nh• inl•·nlamm¡ 1(111' lm; •·slndinsos st• ftit'll en la cvo– »lución de los sistemas lt·olt'tJ.:it'n:; ·· asl, h'jos dt~ umwtros ir contra las personas; defendcmus s• •l:ltut·t•l•· •••u·slr••:• d•,rtri11ns y n •mhatimos las opiniones, las teorins y tos nrJ,!nmt•nlu~ •·n mucln n!J,!uno :'1 las personas, á quienes siempre rcspcturt'tlu•s. .Solum•·nlt' qu•·n·mos qnt~ los estudiosos se fijen en la evolución que el Sr. Lurnmlw hnct: tk la Icorin franciscana y la que hacen los verdaderos y legítimos discípulos de Escoto.

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