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- Wl- sefinlnele1 huolla en pos de sí. }j)ste fué para la doctrina do le1 IIIJIIIU.:U iada Concepción el momento de crisis, no ~onm·11 l , sino limitada á los lugares en que se dejaba ~011 t.i r la intl.uencia de los doctores de la Sorbona; la li osla fué abolida en algunas diócesis, y el desarrollo do la creencia misma fué impedido y retardado. El des– quite no debía tardar en venir. Al comienzo del siglo XIII apareció un Campeón, no para crear un dogma desconocido hasta enton•Jes, sino pam defender la cre– encia de que tantas manifestacionos hemos encon– trado y para inaugurar el triunfo fi nal. Venia este adalid de Inglaterra, en donde, desdo fines del siglo XIII todas las Universidades estaban ganadas á la causa de María. ¿Hubo realmente en Colonia y en Pa· rís una gran disputa teológ ica, en la que Duns Scoto, puesto al frente de 200 argumentos preparados por sus adversarios, los refutó de una manera tan decisiva, que l a mayoría de los teólogos y la Universidad de París en particular se adhirieron á su doctrina? Autores gra– ves lo han puesto en duda; pero es incontestable y evidente que el Doctor Sutil imprimió un movimiento decisivo á la causa de la Inmaculada Concepción. ¿Cómo obtuvo Escoto este resnltado~ Lo obtuvo por un procedimiento más bien polémico que dogmático; no tanto probando su tesis, como refutando las de sus adversarios. (In III Sent., dist. III. q. l.) La principal razón que estos aducían estaba sacada de la dignidad de Cristo Redentor, incompatible, según ellos, con la exención del pecado original. Al contrario, replica el doctor franciscano; verifi– cando esta exenciún en HU Madre, Cristo vino á ser respecto ele .l<:lla 111ú.s piona .Y m :iH perfectamente Re– dentor. Dos ma11orns hay clt~ lihmr ú. uno; se puede sacarle clul proc:i pieio 011 •tito h11 e:1iclo, ú ¡múdese tam– bién detenell'lo o11 e,[ momento cr ítico en que va á comenzar la ca ida. 1 lo la misma manera; dos medios hay para rescatn.r lt uno, ol primero, pagando el precio de su rescate cuanclo está ya en la p risión ó en la es– clavitud; y segundo modo, pagándolo antes de que éste haya adquirido dominio sobre aquel. Este segundo gé-
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