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-98- siglo XIII que con más claridad expuso la cuestión, en el cual se inspiró sin duda el Doctor Sutil, podía haber pronunciado el potuit, pero nó; ni de su pluma, ni de sus labios salió esa palabra; la redención y la generación ordinaria de María pesaban tan fuertemente en su ánimo, que le obligaron á exclamar, non potuit, María no es Inmaculada . Mas el Doctor Sutil tomn á su cuenta las razones que retraían á los Doctores de seguir la opinión piadosa, las aclara, las soluciona y las deshace, y entonces so– lamente, como el vencedor dá el grito de victoria sobre los despojos de sus enemigos, así Escoto mirando á la tumba de los doctores que le h abían precedido y dirigiéndose luego á los sabios que le escuchaban ex– clamó: potttit; ni la redención lo impide, ni la gloria de su Hijo, ni la generación de María, ni las penas que contrajo pudieron ser obstáculo á que María fuese con– cebida Inmaculada; antes al contmrio lo exige la reuen· ción y el honor de su Hijo: Sed istae mtiones non con– cludunt, nam ex prima ratione magis videtur oppositum qttam propositum, quia ex hoc quod Filius Dei fuit t·edemp– tor universalis, sequitur quod fuit perfectissimus mediator: etc. Y solo después de haber solucionado todas las objeciones exclama: Tertiltm patet, quod potuit esse, quod unquam infuisset culpa, ut proba.tur per notiones prius possitas; así concluye su tratado. Dónde encontrará el P. Del Prado ú el Sr. Larumbe un potuit como el de Escoto? El potuit anterior lt J~scoto era el potuit de fervor, del entusiasmo, no era el potuit de la ciencia, no era el potuit del convencimiento; por eso, hé aquí un hecho histórico, que no puede pasar desapercibido, y es, que,· á pesar de haberse eserito en el siglo XII tratados en defensa de la Coneepción In– maculada, loa autores posteriores dicen non potuit, más después que Escoto pronunció su potuit, las Universi– dades, los sabios y el pueblo exclamarán, potuit; .l\'l.aria dentro de las leyes actuales pudo ser concebida sin pecado original: En efecto: es cosa cierta que la Norbona celebraba ya la fiesta de la Inmaculada á mediados del siglo XIV, y en 1387 condenó á Juan de Monzón ó

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