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-89- l:'-qu-:-~::c::l=O~r:-~;e ~~:hombre, sino qu e había=R·~':,I ~~~ sido di ctada por el Espír itu Santo ": y cuenta también, aparte de otros mu chos , que omito por ser más breve, al célebre P. Francisco de Bres– cia, qui en al a cabar la di sputa con el P. Bande– lli, habida en presencia el e S ixto IV, mereció que el Papa le llamas c d S'ausÓJl de la Inma– culada. Y ¿qué diremos del siglo X VI? Cierto, que al ha blar de él, me parece casi inútil el citar auto– ¡·cs y doct01·es fran ciscanos, puesto qu e el céle- ¡' bre Caycta no en una memoria qu e, á ruego ele .León X, hizo sobre la Inmacu lada y que dirigió al mismo Pontíftcc en 1~> 1}\ hacía notar con har- ta imparcialidad, que la mayo r ía de los doctores católicos defendían ya la opinión piadosa (1). Sin embargo, ¿cómo olvidar al P. Ambrosio de Mon– zón, predicador de la corte de Fernando el Ca– tólico, autor del Breviario "Immru:ulatre Con– ccptionis B . F. Jfarit.c, destinado ú la Congre– gación de la Inmaculada, fundada por r evela– ciones de nuestra gran ]{cina? Y ¿cómo pasar por alto al inmortal Cisncros, in stituidor en Ma– ch·id de la Congregación citada? Y ¿cómo no hacer mención de los fran ciscanos P. Vega y ,¡ (1) Le B,,chelet, S. J . «L. lmmaculee Conceptlon», t. li, i 1 ·:·· ll ;~s4~~ d~~~~e;~~:n~a;,b~~ ~a~:Y:;a~8o0~;; ~ t~~u~,di~ ·:;~~~~ copila divisus. Rom~e, 1515. ¡¡ !i J••==== .. ~~4:, 12

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