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-G5- ~ r ~ que creer en la Concepción Inm::~=c~a~1:1-:t~~~ -~ debía ser teni do por herejía ..... y la Univet·sidml ' de París, aquella misma que en el sig lo X LH habí a oído sin inmutarse Ct uno ele sus doctores, que más 6 menos veladamente afirmaba lo mismo que ahora con más precisión pretende defender Montesón, cal ificó sus pt·oposiciones de escanda– losas, presuntuosas y ofensivas, obligándole á retractarse públicamente; y tanto herían ya estas proposiciones (nó tese bien que estamos aún en el siglo de Escoto) que según el testimonio del dominico Natal Alejandro, se llegó poco menos que á despreciar {t sus hermanos. He aquí sus palabras: "el l\•1aestro y el Procurador de nuestra Orden tomando á su cargo la defensa de Juan ele Montesón, consiguieron por su prestigio y aut01·idad, que la Orden no subscribiera la censura de la Universidad, mas con esto conse- i• guimos, el que se prohibiera conferimos los ¡'/ grados para enseñar y predic:u·: y aunque de ' nuevo todos, <Í a l menos muchos quisiet·on acep- ~-~'1' tar todas las condiciones que les exigía la sa– grada Facultad, no accedieron sus miembros, y 1t durante veinte y cinco años permanecier on ce- ¡ 1 : n-adas para nosotros las puertas de la Universi- ¡, dad " (1). Y á tanto debió llegar, que segtín el 1 te:-;timonio de Enrique de Hasia, que escribía en li !' el a iio de u :m, (veintidós después de la muerte 1 1 1 ~,, - 11) Do ecriptqribus illustribus. Hist. EccL sec. XIII, XIV, ;~Il art. XXIII. ------- ---- ---- c==-=-J 9