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-60- _.- --· ··--~ -·-·- . ·.:...::__ -~-·~_c~f dro de Al cs, S. Buenavcntum y Ricardo de l'vle– diavilla fu eron en París impugnadores del privi– legio de 1\Iaría, desde este siglo solo se encuen– tra un Franciscano, (1) que yo sepa, enemigo de la opinión piadosa? ¿Tan fácilme nte se muela la opinión de una Universidad como la de París, adonde aAuían los Maestros de las demás Uni– versidades deseosos de ser admitidos en ella como discípulos?Con un tímido " f¡otuit , se a rran– ca de las puertas de la Universidad el a natema fulminado en 1171 contra los que celebraban la fiesta de la Inmaculada Concepción ele María? ¿Es pues r azón suficiente la que se aduce para negar el hecho?..... Ana licemos. ¿Qué sentían los doctores escolásticos antes de entrar Escoto en la Univer sidad de París? No contando con tiempo suficiente para examinar una por una las opiniones de los tres grandes escolást icos del siglo XUf Alejandro de .!\les, S. Buenaventura y Sto. T01mís, mis respu estas tien en lJ.ll C' ser ca– tegóricas . Está fuera de duda , 4_ue tanto Alejan– dro de AJes como S. Buenaventura fueron en París impugnadot·es de María Inmaculada; y concretándome á Sto. Tomás, creo que sin temot· de equ ivocm·me, y sin d:sgustar :í. ningún defen– sor del Doctor Angélico, á quien yo también amo y venero como ú Maestro," puedo decir: Que haya ó no defendido la Concepción !mua- (11 Alvaro Pelagio. De plandu Ecclesioo. lib. II cap. 52. 11 li 1 p. llO. Venetiis 1560. i. '1 :¡ J•~=c~" ~·~" . ~ ~~e'-\> 1:

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