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- 59- desde su ori ge n hasta su más completo desen– volvimiento , ma ni restando las causas que lo pre– pa raron y los efectos que de él se han seguido, hacen la historia. Críticos hay que ni advierten ni ti enen en su debido ap recio esta verdad que se clasifica con el nombJ-e de l6gica de los he– chos, por eso en sus trabajos científicos fundados e n un a razón n~al 6 apa rente arrancan de la hi stMia púgina~ gloriosísimas deja ndo sin vida, sin ex pli cac i6n , sin movimiento hechos por ellos admitidos, 4ue no tienen otra vida ni otro movi– miento y expli caci <J n, qu e lo que á ellos parece inadmisibl e . Tal sucede en el caso: se han nega– do, se tiende á ridiculizar los tl"iunfos de Escoto en la Universidad de París, ma s para eso tienen que negar ló que <1 ell os parece cierto é hi stóri– co, rí dar expli cac ión sati sfactoria persistiendo en su negaei<l n. Y ¿qué causa se as igna? ¿Expli– ca satisfac tori amente: .... . "Hemos registrado las actas de la Universidad de París, dicen, y no hemos encontra do vestig io alg un o de la famosa dis puta del Doctor S util ".... . ¿Y al desempollrar aquellos vetu stos pergaminos ¿no habéis encon– trado cuál era la opini<Sn de la Universidad en ·¡ la segunda mitad del sig lo XIH y la pl-imcra del l! XIV? ¿J\'o habé is visto que la Univ ersidad de París no puede ya oir en el siglo XIV sin censu– ¡-ar y condenar lo que ella misma había enseña– do en el X !Il? ¿No os ha sorprendido el rumbo que la Escuela Franciscana toma desde este sig lo, y llUe á pesar tle que sus .\1aestros Alejan- ¡; 11 - ~-·---·-e-~~---~