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- t:iS- 1), - - "-----~~; 1 1 1 ,l te. Era par a entonces muy conoeillo en París, 'l' pues hacía tres 6 euat•-o a ños que expli caba en 1!, la U ni ve rsidad , y sin embargo tuvo qu e presen- l¡l,, ta rse no como defen--;or del privileg io or iginal de María, si no como reo que tiene que justifi carse y defender se. Con esto se expli ca admira bl emen- j te la multitud ele objeciones propuestas ú nu estro 1 Doctor y la humilde pl egari a que diri g ió á la , Madre ele los atribula dos cua nd o a cudía á los cla ustros de la Unive rsidad. F ué ento nces, dice el P . Martig né (1) cua ndo Escoto expuso com– plet amente su pensami ento sobre la V i•·gcn In- macula da. Hasta entonces se había contentado con decir: D ios ha podido prcsen ·ar á Ma ría "potu it,, esto es todo lo que se encuent ra en sus obras; mas en adela nte le atribuyen sus discípu– los estas otras "decu it ergo _l(·cit ", convenía que Dios lo hiciese, luego lo hizo. Con este a r– gumento comi enza á defender la Concepción Inmacul ada ele María uno de los pr imeros discí– pul os de Escoto, Francisco Ma yrón (2). Queda pues demostra do cuá l [ué el motivo de la dis puta de Escoto en P arís . Veamos a hora la ve rd ad histórica del hecho . L a na rración de un acontecimiento nota ble, i (1) La. Sco]a.,tic¡ue et les Traditions P ranciscainespa.g.294. 1 j!_'': "::·::om~•::""'m ""' "• """''.' ~'"'''"J

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