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-5G- "¡- .c •.- ·oc...•. · ·-- T 1: angu stiosa! Cincuenta años antes, cxplicando lo :1 ¡¡ que él explicaba, ha bía declarado Alberto el 1 1 Grande, que la opinión piadosa era "condemzr:- 11' tan B. B ernardo ct a mag istris Olluzibus Pa- 1 risiis (1). ll .!\'uestro Doctor se encontra ba pues en abierta 1 oposición con los más ilustres comentaristas de Pedro Lombardo; más aun , el mismo libro de las 1 Sentencias, libro oficial de la enseñanza teológi- ca, estaba también en contra de él. 1 Se vió pues precisado á defender públicamen– te lo que siempre había amado su corazón, ó á contrariar los sentimi entos de su alma, negando la Concepción Inmaculada ele María; porque si Santo T omás tuvo que justificarse ante la Uni– versidad por haber a dmitido la unidad de forma en el hombre, también Escoto dehi<í comparecer ante e.1la con el fin de justificarse de lo que para ellos era una innovación, y probar la legitimidad de su opinión que abiertamente se oponía alli- ¡ bro de las Sentencias. Se comprende, dice el P. Pauwels (2), que un maestro mendicante, enseñando en la Sor-¡ bona una doctrina combatida por sus mismos hermanos, y calificada ele herética pm· renom- ¡;:: hrados doctores, debi ese encontrar tan violenta oposición y lle var ln turbación y el asombro á 1 1 las cátedras de la lJ niversidad. 1 1 ! \1) In lib.lll tlentent. dist. 3, art. '!. (2) Les F1·anciscaines et l'Immaculee Concopci~n p. Gf>. 1 ¡ ·-"<:~

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