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-19 -- c.·c=·co~-~ - . . . 1 Con tan bnllantc h1 stona, con tan esclarecido 1, abolengo ya no os sorprender á, ver á estos estu– diantes franciscanos, tan enorg ullecidos y entu– siasmados quienes, mi entras trabaja n sin descan– so por continua r la obra de sus padres, sintién– dose inspirados hoy de la misma Beldad sobera– na que arrebatü el corazón de Dios, desa hog uen sus a morosos ardores hacia !Vlaría , entonando cánti eos y poesías que con el ritmo y el a rte r ealcen y entretejan la g uimalda que hoy pre– tenden depositar reve rentes á los pies de su dul– císima ma éh-e .\1aría . ¿Que no está bi en la alabanza en boca ele los de casa?... .. Señores .. ... á ningún hijo se le tacha de v a nidoso, por ensa lzar las glorias de su ma– dre ..... y las de la nu estra ..... las de la Orden seráfica, son glorias de María. Cuando nacimos, nos envolvió nu estro Serálieo Padre en el manto azul de la Inmaculada y nosotros, cuando estu– diamos nuestra hist01·ia, no acerta mos á ver se– parado el cielo de .'\1aría y el enrojecido suelo que co loreó la sang re del llagado Serafín. Vos– otros juzgtlréis si conocemos ó no nu estro origen y la razón de nuestra ex istencia; razón que para declararse hoy con tanta llaneza, cuenta con la persuasi ón de que no hablamos a nte ex tra ños, ni refe1·imos nuestras g lorias ú mezquinos rivales, sino lÍ. dig nísimos Maestros, Padres y Hermanos que se dig nan parar los impulsos de su co razón