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. l -148- ~-l:d~-~::~d:¡e:s:b:en:~=~:;~s, sublimes y ;:~~u:~í ji das, las cuales enCierran a su vez otras mnume– :j rabies que están fuera del alcance de toda inteli– ¡[ gencia creada. El entendimiento del hombre irá il todo lo lejos que se quiera cuando aplica sus lj fuerzas á objetos sensibles; mas si pretende pe- 1 1 ! 1 1.1 ¡ ~~~ netrar en la r egión de los misterios, será preciso [ que Dios mismo le sirva de guía, y le ilumine 11 con la luz de la fe, para que pueda dar un paso !l en aquel campo desconocido para él y tan oscu- 1 ro para la debilidad é impotencia de sus ojos; !¡ será preciso qu e aquel á quien el Espíritu de 1 , 1 verdad enscPió toda I•crdad (1) y tiene la per– petua asistencia del mismo Dios, le señale con el ¡, dedo las verdades á que debe dar asentill)iento , .1 sin pretender escudriñarlas 6 juzgarlas. Por eso, 1 1 cuando el Maestro infalible de las naciones pre– [: senta al mundo una ¡xoposición de aquellas que forman par te del admirable y profundo sistema de la ciencia del cielo, cuando el Romano Pontí– fice dice ocupando el augusto trono que recibió del L{ey de los reyes: "illaría Jliadrc de Dios es Imnacttlada , , no hace sino probar un aserto que sólo los hombres ambiciosos de honra desmedida ,l. 11 11 ll 11 1! 1 1 11 para su raz<Jn se han atrevido á nega r: "Existen 1.1 verdad es que el hombre no puede comprender, y 1 cuya existencia no llegaría á conocer si Dios no · se las revelara. Luego existe la verdad ihdepen- (1) «Spirilus verilatls docebil vos omnem veritalem» ,J o>l.n. 1 XVI, 13), 1 o'·· --~·-·----·- ~:_··-=.-:-::=-:-::~:::::==~

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