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72 LA PRUIIBA Dll DIOS éon visos de milagroso, llegó a tiempo de con– jurar aquella maldita canalla infernal. Más t.enaces que los demonios fueron toda– vía algunos parientes de la buena Madre; como si aquellos, despechados, los hubieran tomado' por instrumentos para hacerla sufrir. renovaron en la misma época pleitos viejos por parcelas y derechos a la herencia de Dn. Teodoro de Mas: se burlaban de la santa viuda echándole en cara el haber dilapidado sus bienes, y rebajado el esplendor de su apellido vistiendo el hábito ro ligioso, tan odiado en aquelios días nefastos de la hist.oria de España; hasta su hermano D. Raimundo, que siempre había comprendido a doña Joaqnina y la había defendido, comenzó a sentirse humillado y a mostrarse indiferente con ella. En una palabra, como decía un venerable religioso qu e la veía sufrir por todos lados; <la. Madre bebío a grandes sorbos el cali:r. de Jesús». Estaba puesta <m la prueba dn Dios: Alt la tri– bulación. * * :;: Fnndaeión de Tárrega.-Mientras tanto pasó el año del primer noviciado: era preciso atender las insistentes peticiones que de varias ciudades de Cataluña recibía la Madre Fundadora para que les enviara algunas de sus nuevas hijas. La primera ciudad que intentó tenerlas fué Iguala– da, donda el antiguo amigo de la Madre, n: José .. ,

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